San José, tú, el cuidadoso y feliz padre adoptivo del Niño más maravilloso, al que fuiste padre virginal y legalmente, sé también mi padre espiritual. Me dedico a ti con gusto y me pongo bajo tu protección.
A partir de ahora te considero mi padre y protector, y tú considérame tu hijo y permíteme sentir el poder y el amor de tu acción. Por eso, intercede por mí para obtener la gracia de la conversión y la perseverancia en el bien. Permíteme ser partícipe de tus virtudes. Conserva en mí una relación sincera y duradera con Dios, la paz del alma, la profunda humildad del corazón y la perfecta conformidad con la voluntad de Dios.
Intercede por mí para obtener paciencia en las dificultades, una firme confianza en la Providencia divina y, sobre todo, un amor ardiente por Jesús y María, su Inmaculada Madre.
Oh, amado, amable, paciente, humilde y Santo José, acógeme a todos nosotros como tus hijos y sé siempre un buen y fiel padre para nosotros. Amén.
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