Señor mío y Dios mío. Tú has venido a sanar corazones heridos y angustiados. A sanar a los enfermos y débiles, a consolar a los humildes y dar refugio a los desprotegidos. Tú, que no tenías donde reclinar la cabeza, permítenos apoyarnos en tu pecho.
Nuestro amor y nuestra vida. Nuestra fuerza y nuestra paz, nuestra salud y toda nuestra esperanza está en ti, Dios nuestro,...