Ángel de la guarda querido,
cúbreme con tu fuerza.
Según la promesa de Dios,
cuidame de noche y de día.
En especial, protégeme
para que el pecado no dañe mi alma.
Y cuando parta de este santo,
que pueda llegar felizmente al cielo,
donde pueda adorar a Dios querido contigo por siempre.
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