Camino alegremente por el sendero de la vida, mis pies descalzos pisan las piedras, un bocado listo, una canción lujosa,
mi alma es una fuente de alegría.
Porque soy el mensajero del gran Rey, enviado a las encrucijadas de la vida, para llevar invitados al banquete eterno,
para decirle al mundo lo que es la belleza.
Ayuda al desamparado, cuidado al leproso,
una sonrisa al niño, alegría al triste, compartir cada bocado con el hambriento,
por la paz y el bien sacrifico mi juventud.
Porque soy el mensajero.
Aquel que miró con ternura a los pecadores, reunió a los despreciados de este mundo, me envía hacia adelante, me da fuerza,
en mí la primavera eterna perdura.
Porque soy el mensajero.
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