Señor, ten piedad de nosotros.
Cristo, ten piedad de nosotros.
Señor, ten piedad de nosotros.
Cristo, escúchanos.
Cristo, atiéndenos.
Padre celestial, Dios, ten piedad de nosotros.
Hijo, Redentor del mundo, Dios, ten piedad de nosotros.
Espíritu Santo, Dios, ten piedad de nosotros.
Santísima Trinidad, un solo Dios, ten piedad de nosotros.
Santa María, Madre de Dios, ruega por nosotros.
Santa María, Reina y adorno del Carmen.
Virgen María.
Madre del amor hermoso.
Madre de la gracia, cuya gloria es más sublime que la de los ángeles.
Vestido blanco sobre la cumbre del Carmelo.
Vestido que se eleva del mar de la Divina Misericordia.
Vestido de gracia, que llueve sobre la tierra de los justos.
Columnas de nubes que nos guían a través del desierto de la vida.
Niebla protectora que cubre toda la tierra.
Montaña santa de Dios.
Montaña fértil en medio de nuestros valles secos.
Montaña en la que el Altísimo ha establecido su morada.
Montaña a la que el Altísimo envió al Cordero de Dios, que llevó nuestros pecados y debilidades.
Montaña desde la cual se derrumbó la piedra angular que destruyó los altares de los ídolos.
Ciudad santa de Dios.
Ciudad santa iluminada por la luz.
Trono del Altísimo.
Morada consagrada a Dios, que supera a todas las criaturas.
Palacio inmaculado del Rey supremo.
Lecho de la Palabra eterna.
Tú, bendecida por el Señor, a través de quien recibimos el fruto de la vida.
Jardín espiritual, donde florece la rosa inmarchitable de nuestra salvación.
Hermoso jardín, donde florece el árbol de la vida.
Paraíso del cual fluyen las aguas de la inmortalidad.
Vid sagrada en las laderas del Carmelo.
La más hermosa flor del Carmelo.
Fuente sellada con el sello de la Santísima Trinidad.
Río de sabiduría que atraviesa las profundidades de la tierra para iluminar a aquellos que confían en el Señor.
Primogénito del Altísimo, nacido antes de todas las criaturas.
Mujer vestida de sol.
Estrella brillante sobre el mar de la vida.
Columna de fuego brillante en nuestra oscuridad.
Belleza cuyo vestido emana fragancias inefables.
Prometida real, a quien se le ha dado la belleza del Líbano.
Reina adornada con la belleza del Carmelo y de Sarón.
Anhelo de los patriarcas.
Arbusto ardiente, pero que no se consume, visto por Moisés.
Vara floreciente de Aarón.
Puertas cerradas vistas por Ezequiel.
Raíz de Jesé, que brota según la profecía de Isaías.
Manto de rocío que cubre a Gedeón.
Reina de los profetas.
Gloria y esperanza de la orden carmelita.
Amada Madre de aquellos que llevan tu escapulario.
Patrona de la Orden del Monte Carmelo.
Por la disposición para el sacrificio con la que participaste en la obra de salvación de Jesús.
¡Intercede por nosotros, María!
Por tu fidelidad materna bajo la cruz, cuando nos recibiste como tus hijos.
Por la bondad materna de tu Corazón Inmaculado.
Por el cuidado materno con el que siempre has velado por el Carmelo.
Por el amor materno que te impulsó a darnos el signo de tu protección en el escapulario del Carmen.
Por la fidelidad materna con la que protegerás al Carmelo hasta el fin de los tiempos.
Por el poder materno con el que proteges a tus hijos del fuego infernal.
Por la alegría materna con la que guías a tus hijos hacia la alegría eterna.
En todas las necesidades y angustias.
En la hora de la muerte.
Ante el tribunal de Dios.
Cordero de Dios, que quitas el pecado del mundo, ten piedad de nosotros.
Cordero de Dios, que quitas el pecado del mundo, escúchanos, Señor.
Cordero de Dios, que quitas el pecado del mundo, ten piedad de nosotros.
Oremos:
Dios, que has adornado a la Orden del Carmelo con el honorable nombre de la Bienaventurada Virgen María. Con confianza infantil, te pedimos su protección materna. Permítenos sentir paz y seguridad bajo su protección y llegar a la alegría eterna. Por Cristo nuestro Señor. Amén.
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