La oración a San Domingo nos ayuda a encontrar el camino correcto en la educación de los jóvenes y a ser verdaderos educadores en la fe.
Oremos.
Oh, Santo Domingo Sabio, quien en la escuela de Don Bosco aprendiste los pasos de la santidad juvenil, ayúdanos a seguir tu amor por Jesús, tu devoción a María, tu fervor apostólico por las almas; permítenos también aceptar tu lema «¡Más vale morir que pecar!».
Tú, que bajo la guía de Don Bosco alcanzaste la perfección en la oración, el sacrificio y la alegría en una corta vida, concédenos entusiasmo y perseverancia en el servicio al Señor.
Protege a todos los jóvenes que encontramos para que crezcan en pureza y generosidad, en un diálogo abierto con sus padres y educadores, para que sean portadores de novedad y alegría de vida.
Danos a nosotros también, al igual que Don Bosco, ser amigos de Dios y amigos de los jóvenes, verdaderos educadores en la fe, para que nuestro trabajo educativo dé frutos de gracia y santidad.
Señor, Dios de vida y alegría, has dado a tu Iglesia a Domingo Sabio como signo de esperanza y santidad juvenil, permite que nuestros jóvenes crezcan en pureza y amor, y concédenos la gracia de ser verdaderos educadores en la fe, sembradores de alegría y santidad.
Amén.
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