Dios, en unión con tu Hijo, el Espíritu Santo, y a través del Inmaculado Corazón de María,
te ruego que destruyas el poder de tu mayor enemigo: Satanás y los espíritus malignos.
Échalos a las profundidades más oscuras del infierno y encadénalos allí para siempre. Toma posesión de tu Reino que has creado y que legítimamente te pertenece.
Padre celestial, danos el reinado del Sagrado Corazón de Jesús y del Inmaculado Corazón de María. Ruego esta oración por puro amor hacia Ti con cada latido de mi corazón y con cada aliento que tomo.
Por Cristo, nuestro Señor, Amén.
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