Querido Dios, bendícenos esta noche con descanso y un sueño ligero.
Perdónanos por las cosas que hicimos hoy y no te honramos. Gracias por amarnos tanto y conocernos completamente. Necesitamos tu ayuda todos los días, te agradecemos por la fuerza que nos das.
Bendice a mi familia y nuestro hogar y protégenos durante la noche. Que tus ángeles nos cuiden, como nos has prometido.
Amén.
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Allí en el pequeño pan blanco,
allí en el centro del altar,
Jesús me espera, y en mi corazón
se abre el deseo por Él.
¡Oh ven, Jesús, a mí!
¡Ven a mi corazón!
y luego ven conmigo a la escuela, al trabajo,
al juego, ¡a todas partes!
Amén.
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