Novenas, Oraciones

Novena a San Peregrino por los enfermos

Novena a San Peregrino por los enfermos

San Peregrino vivió en el siglo XIV. Ya de joven, ingresó en el monasterio de los Siervos de María en Siena. Es un gran protector de los enfermos de cáncer y enfermedades de la piel. Su cuerpo incorrupto descansa en la iglesia de los Siervos de María en Forlí. El nombre de este santo se encuentra en dos formas, en italiano como Pelegrin y en otros idiomas como Peregrino.

PRIMER DÍA

San Peregrino, hombre de paz y reconciliación

Dichosos los pacificadores, dice el Señor, porque serán llamados hijos de Dios. (Mt. 5,9)

De la vida de San Peregrino

Cristo Jesús nos llama a ser pacificadores. El joven Peregrino Laziosi, después de pedir perdón a San Felipe Benizi, se convirtió en un humilde seguidor y maestro de la paz. Alabemos la misericordia de Dios, mayor que cualquier pecado, y oremos para que todo corazón se convierta a la paz.

Sigue: Himno a San Peregrino

ORACIÓN DEL PRIMER DÍA

Señor, nuestro Dios, luz en el corazón de cada hombre, Tú convertiste a San Peregrino al valor del reino de Dios y lo hiciste creador de fraternidad y paz. En tu bondad, recuerda a quien sufre violencia y convierte a quien se siente culpable de injusticia y muerte. Otórganos a todos Tu espíritu, fuente de santa comunión, para que seamos promotores de reconciliación y paz entre los hombres. Tú que vives y reinas por los siglos de los siglos. Amén.

Sigue: Oración del Rosario a San Peregrino y Letanías

Rosario a San Peregrino

Letanías a San Peregrino

Al final: San Peregrino, ruega por nosotros.

SEGUNDO DÍA

San Peregrino, siervo de la Virgen María

El Señor se fijó en su humilde sierva: desde ahora me llamarán bienaventurada todas las generaciones. (Lc 1,48)

De la vida de San Peregrino

El tierno amor hacia la B.V. María inspiró continuamente a Peregrino: La Virgen guiaba sus pasos hacia el camino de Cristo. Peregrino, siervo obediente, siempre estuvo listo para cumplir las órdenes de su noble Señora.

Oremos para crecer en el amor filial hacia Santa Madre María y aceptarla como madre y guía de nuestras vidas.

Sigue: Himno a San Peregrino

ORACIÓN DEL SEGUNDO DÍA

Santa María, madre, guía y Señora de San Peregrino, al igual que él, confiamos en ti. Virgen de la obediencia, obediente a la palabra del Señor, ayúdanos a descubrir y realizar el plan de Dios en nuestras vidas. Que cada uno de nosotros encuentre su alegría siguiendo el Evangelio de tu Hijo y cumpliendo la voluntad del Padre. Contigo, Santa María, madre de Dios, alabamos al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo, ahora y por siempre. Amén.

TERCER DÍA

San Peregrino, sacerdote y siervo de la Bendita Virgen María

Dichosos los pobres de espíritu, porque de ellos es el reino de los cielos (Mt 5,3)

De la vida de San Peregrino

San Peregrino vivió intensamente el carisma de la humildad, la misericordia y el servicio a la Virgen y a sus hermanos en la orden de los Siervos de la Madre de Dios. Conoció en Forlí a San Felipe Benizi, y ese encuentro fue la fuente de su vocación: en Siena vivió fraternalmente con los beatos Francisco y Joaquín, quienes encarnaban de manera maravillosa el espíritu de la orden.

Oremos al Señor para que cada persona en su vida encuentre santos hermanos y hermanas que le ayuden a madurar en su propia vocación.

Sigue: Himno a San Peregrino

ORACIÓN DEL TERCER DÍA

Santo Padre, Tú que llamaste a San Peregrino a seguir a Tu Hijo en la orden de los Siervos de la Madre de Dios, haz que en nuestro tiempo no falten jóvenes generosos dispuestos a consagrar su vida a Tu reino. Haz que las fraternidades de los Siervos de María sean camino, puente, señal para todo aquel que desea llegar a Ti, luz para los que necesitan luz, paz para los que buscan paz. A Ti, Padre, de quien procede todo don perfecto, honor eterno, alabanza y gloria. Amén.

CUARTO DÍA

San Peregrino, ejemplo de vida evangélica

Todo el que escucha estas mis palabras, dice el Señor, y las pone en práctica, será como un hombre sabio que construyó su casa sobre la roca. (Mt. 7,24)

De la vida de San Peregrino

San Peregrino vivió de manera austera, en pobreza y penitencia, dedicado a la reflexión y la oración. Iluminado por la palabra de Dios, estaba lleno de misericordia hacia los pobres y compartía el sufrimiento de los demás.

Que el Señor nos permita vivir una vida santa inspirada en el Evangelio.

Sigue: Himno a San Peregrino.

ORACIÓN DEL CUARTO DÍA

Señor, maestro de vida, por tu gracia, San Peregrino fue fiel al compromiso de la vida evangélica, perseverante en la oración, ardiente en la caridad, paciente en el sufrimiento. Ayúdanos también a nosotros, para que siempre sea tu voluntad, para crecer en el amor fraterno, para llevar una vida sencilla y alegre, sin riquezas ni poder. A ti, Señor, fuente de comunión, alabanza y gloria ahora y por siempre. Amén.

QUINTO DÍA

San Pellegrino, siervo de la Madre Crucificada

Cuando Jesús vio a su madre y al discípulo a quien amaba junto a ella, dijo a su madre: “¡Mujer! ¡Aquí tienes a tu hijo!” Luego dijo al discípulo: “¡Aquí tienes a tu madre!” Y desde esa hora el discípulo la llevó a su casa. (Juan 19,26-27)

De la vida de San Pellegrino

Un día, Pellegrino, inseguro de su futuro, juró a la Virgen María que le mostrara el camino a seguir. La Bendita Virgen María le dijo: “Yo también deseo, hijo mío, dirigir tus pasos hacia el camino de la salvación. No te preocupes, yo soy la madre del crucificado Jesús, a quien honras, y Él me ha enviado para mostrarte el camino de la bienaventuranza.”

Alabamos la bondad del Señor, porque hace que a nuestra vida no le falte luz, esperanza y consuelo.

Sigue: Himno a San Pellegrino

ORACIÓN DEL QUINTO DÍA

Santa María, madre de la Cruz, en ti San Pellegrino encontró un refugio seguro. Fue un fiel seguidor junto a la cruz de tu Hijo. Ruega por nosotros, para que en las pruebas de la vida permanezcamos fieles a la escuela de la Cruz, comprendamos el valor del sufrimiento y pongamos nuestra esperanza en el Señor. Ruega por nosotros ahora y en la hora de nuestra muerte, para que aprendamos a amar hasta el final, para que no sucumbamos ante la desesperación, para que no dudemos del amor del Padre. Contigo, santa Madre de Dios, alabamos y bendecimos al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo, ahora y por los siglos de los siglos. Amén.

SEXTO DÍA

San Pellegrino, hombre humilde y paciente.

Y el que no lleva su cruz, dice el Señor, y no me sigue, no puede ser mi discípulo. (Lucas 14,27)

De la vida de San Pellegrino

Pellegrino fue un ejemplo para todos de una vida humilde y paciente. Torturó su cuerpo con vigilias y ayunos. Durante treinta años no se le vio sentado. Ansiaba el cumplimiento total de la ley de Dios y la imitación del ejemplo de Cristo. Con todas sus fuerzas, cuando fue afectado por una enfermedad dolorosa, con la pierna derecha gangrenada, Pellegrino, aunque agotado y dolorido, llevó la cruz con un espíritu sereno y puso todas sus esperanzas en el Señor.

Oremos al Señor por nosotros y por todos, para que nos dé esperanza en la prueba, consuelo en la debilidad, paciencia en el sufrimiento y paz en el dolor.

Sigue: Himno a San Pellegrino.

ORACIÓN DEL SEXTO DÍA

Señor Jesús, consuelo de los afligidos y apoyo de los que sufren, siempre estás con tus hermanos en el momento de la prueba. Te pedimos que nos sostengas y nos ilumines en la salud y en la enfermedad, en el dolor y en cada momento de nuestra ardua vida cotidiana. Te pedimos por aquellos que viven con miedo e incertidumbre sobre el futuro, que obtengan fuerza y fe, te rogamos que extiendas tu ayuda a nuestros hermanos gravemente enfermos para que sientan tu presencia a su lado, oh Cristo, sanador y hermano en el dolor. A ti, Jesús, esperanza de la humanidad, eterna alabanza y Gloria. Amén.

Sigue: Oración del Rosario a San Pellegrino y Letanías. (Se encuentran al final de la página)

Al final: San Pellegrino, ruega por nosotros.

SÉPTIMO DÍA

San Pellegrino, misericordioso con los pobres.

Predicad que el Reino de los Cielos está cerca, dice el Señor, sanad a los enfermos, resucitad a los muertos, limpiad a los leprosos, expulsad demonios, de gracia recibisteis, dad de gracia. (Mateo 10:7-8)

De la vida de San Pellegrino

Los pobres y campesinos confiaban en San Pellegrino para sus necesidades y nunca regresaban con las manos vacías. Se cuenta que San Pellegrino multiplicó milagrosamente el grano y el vino para sus pobres. Campesinos y pobres acudieron y rindieron homenaje a San Pellegrino el día de su muerte, impulsados por la sincera gratitud hacia el siervo de Dios. Dios confirmó la santidad de Pellegrino, y él milagrosamente curó a un mendigo ciego, liberó a una mujer pobre poseída por el diablo y le devolvió la salud completa.

Oremos al Señor, que siempre escucha la oración de los pobres, para que nos haga participantes activos de su Providencia.

Sigue: Himno a San Pellegrino.

ORACIÓN DEL SÉPTIMO DÍA

Señor, permítenos caminar fielmente, como San Pellegrino, en el camino de la misericordia completa. Concédenos un corazón sensible a las necesidades de nuestros hermanos pobres y enfermos y la gracia de amarte en el servicio constante a aquellos que encontramos en nuestra vida diaria. A la oración de San Pellegrino renueva también para nosotros los milagros de tu amor: que no nos falte pan, trabajo, salud, tu amistad, la alegría de ser siempre tus hijos. A ti Señor, honor y alabanza ahora y por los siglos de los siglos. Amén.

OCTAVO DÍA

San Pellegrino, testigo de esperanza en la enfermedad

El Señor cargó con nuestras enfermedades. Él soportó nuestros dolores. (Isaías 53,4)

De la vida de San Pellegrino

San Pellegrino siguió los pasos de Jesús toda su vida; renunciando a sí mismo y llevando su cruz cada día, trató de leer su propia vida a la luz de la vida de Cristo, fuente de toda salvación. En su corazón compasivo llevó el sufrimiento de muchos y trató de revivir en ellos el sufrimiento y la fe. Cuando la gangrena amenazó con la amputación de su pierna, San Pellegrino se arrastró con dificultad hasta la capilla y habló con Cristo crucificado, su maestro. Le confió su sufrimiento y puso en Él su esperanza. Cristo crucificado bajó de la cruz y lo sanó.

Oremos al Señor para que nos guíe a comprender el misterio del dolor y a mirar con esperanza la cruz de Cristo. Le pedimos fuerza y fe para unir nuestros sufrimientos al martirio de Cristo por la redención del mundo.

Sigue: Himno a San Pellegrino.

ORACIÓN DEL OCTAVO DÍA

Padre Misericordioso, en la escuela de Tu Hijo, Cristo, nos has revelado el valor cristiano del sufrimiento y la esperanza que nace de la Cruz. Esté siempre con nosotros en los momentos difíciles y consuélanos en nuestra soledad. Ayúdanos a enfrentar los sufrimientos de la vida sin desfallecer en la fe. Siguiendo el ejemplo de San Pellegrino, enséñanos a llevar cada uno de nuestros sufrimientos a los pies del Cristo crucificado, para que de él recibamos paz, tranquilidad y salud. A ti, Padre, refugio de los débiles, eterno honor y gloria. Amén.

NOVENO DÍA

San Pellegrino, intercesor por los enfermos de cáncer

Me sobrevino angustia y dolor y entonces invoqué el nombre del Señor: “¡Te ruego, Señor, sálvame!” El Señor me salvó de la muerte, mis ojos de las lágrimas. (Salmo 116,3-4,8)

De la vida de San Pellegrino

Aquellos que visitaban a San Peregrino no podían contener las lágrimas debido a la dolorosa enfermedad que lo había afligido. El médico Paolo Salaghi, como último recurso, decidió amputar la pierna afectada por gangrena para prevenir que la enfermedad envenenara todo el cuerpo. La noche antes de la operación, Peregrino se dirigió al Señor Jesucristo, su salvador, y con fe le rogó: «Dígnate, oh Señor Dios mío, liberar esta mi pierna de la enfermedad incurable: si no lo haces, será necesario cortarla». Inmediatamente después, se quedó dormido y en un sueño vio a Jesús crucificado bajando de la cruz y liberándolo de toda debilidad en la pierna. Al despertar, notó que su pierna estaba completamente curada y agradeció fervientemente a Dios por tan extraordinario regalo.

Ruego al Señor que no me abandone en la tristeza, que mire hacia nosotros y nos cure de toda enfermedad.

A continuación: Himno a San Peregrino.

ORACIÓN DEL NOVENO DÍA

Señor Jesús, que viniste al mundo para llevar la carga de nuestro dolor y nuestras enfermedades, mira con bondad a todos nuestros enfermos. Tú que pasaste haciendo buenas obras y curando a aquellos que estaban prisioneros del mal, ayuda con tu gracia a todos los enfermos. Tú que eres el médico del espíritu y del cuerpo, desciende de nuevo, y toca y cura a nuestros hermanos afectados por el cáncer.

Con la oración de San Peregrino intercede con tu poderosa mano y alivia sus sufrimientos, mantiene viva la esperanza en sus corazones, devuelve la salud a sus cuerpos y la paz a sus almas.

A ti, Señor, buen Samaritano, gracias y gloria ahora y por los siglos de los siglos. Amén.

Al final: San Peregrino, ruega por nosotros.

Reza también esta novena: Novena a San Francisco de Asís

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