¡Oh gloriosa Madre celestial!
A aquellos que han rezado ante tu sagrada imagen, les has concedido numerosas gracias. Lleno/a de confianza, también yo rezo ante tu sagrada imagen: ayúdame en mi aflicción (mencionar la intención).
Sé que no he merecido la gracia, pero confío en el amor infinito de tu Hijo que me ha hecho digno/a del amor del Padre celestial. Convencido/a de tu inmenso amor materno, recurro a tu poderosa intercesión. Ayúdame en esta necesidad, que solo tú conoces mejor.
Obtén para mí la ayuda de Dios. Que la gratitud por tu bondad me impulse a ser fiel a Dios, a vivir según el Evangelio de tu Hijo y a dejarme guiar por el Espíritu Santo. Oh Madre, dile a Dios una sola palabra por mí y él te escuchará. ¡Gracias, Madre! Amén.
Hola, María…
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