Muchos peligros nos amenazan en el camino de la vida terrenal.
Protégenos de todos los peligros y obtén para nosotros la gracia de servir a Dios y al prójimo con alegría y llegar felizmente a nuestra patria eterna.
Siempre que tus protegidos te invoquen con confianza, oh poderoso protector, San Antonio, todos los peligros desaparecen. Por eso te alabo con humildad y te suplico ayuda contra todas las tentaciones de mi alma y cuerpo. Sé mi ayuda y protégeme de los enemigos visibles e invisibles. Te ruego también por todo el mundo. Libéralo del hambre y de la guerra, de las enfermedades, de la sequía y de las tormentas que nos puedan afectar.
Implora la gracia de Dios y protégeme todos los días de mi vida.
Amén.
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