Madre de gracia y amor, mírame en mi aflicción.
Tú sabes cuánto sufre la enfermedad… Me agota el cuerpo, perturba mi espíritu y alma, y me impide cumplir con mis deberes. Me quita la alegría de vivir y el disfrute de alabar a Dios. Que tu amado Hijo, por tu intercesión materna, me libere de esta enfermedad y me restaure la salud del cuerpo y del alma, si es la voluntad del Padre celestial. Y yo, Madre, prometo honrarte y agradecerte toda mi vida en honor a la gloria de Dios. Expresaré mi gratitud viviendo una vida cristiana mejor y cumpliendo diligentemente mis deberes. Tú, que no rechazas a nadie en la adversidad, mírame, Madre de gracia. Concédeme paciencia en la enfermedad y entrega a la voluntad de Dios, que deseo aceptar y cumplir en todo. Gracias, Madre Celestial.
Amén.
Ave María..
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