Primer día – ORACIÓN POR LA SABIDURÍA
Santa Ana, madre de la Virgen muy sabia, obtén para mí el regalo de la sabiduría de la eterna sabiduría, ese gran regalo del Espíritu Santo. Envía la sabiduría que está junto al trono de Dios hacia mí, para que esté conmigo y actúe conmigo en todo momento, para que siempre sepa qué hacer y qué evitar, y para que me guíe en el cumplimiento de mis deberes. Por mí misma, no sé nada y no veo correctamente. Iluminada por la luz divina, nunca me perderé. Muéstrame, santa protectora, siempre el camino correcto que debo seguir y dame los medios para hacer siempre lo correcto. Dame la sabiduría necesaria como mujer cristiana, tanto como esposa como madre. Amén. Padre Nuestro…. Ave María…. Gloria al Padre….
Segundo día – ORACIÓN POR LA FUERZA
Santa Ana, madre de la Virgen posible, dame la fuerza sagrada para no sucumbir a las dificultades de mi difícil estado, sino para mantenerme firme en todas las luchas y soportar valientemente todas las adversidades. Soy débil por mí mismo, pero por la gracia de Dios, todo lo puedo. Y ruego a través de María de Jesús que, siguiendo el ejemplo de una mujer fuerte, sea un apoyo para mi esposo y un bastón para mis hijos, y así alcance la corona de la vida eterna. Amén. Padre Nuestro, Ave María, Gloria al Padre.
Tercer día – ORACIÓN POR LA PACIENCIA Y LA TOLERANCIA
Santa Ana, madre de la Virgen misericordiosa, te ruego por el espíritu de mansedumbre, tan necesario en la vida familiar, y por la santa paciencia a la que se le promete bienaventuranza en las diversas dificultades de la vida matrimonial y el llamado maternal. Concédeme, a través del divino Corazón de Jesús, un corazón manso que venza la inclinación a la ira e impaciencia, y que sea un ejemplo de verdadera mansedumbre. Enséñame a llevar la carga del prójimo y así cumplir el mandato de Cristo, quien prometió la tierra a los mansos. Amén. Padre Nuestro, Ave María, Gloria al Padre.
Cuarto día – ORACIÓN POR LA PAZ Y LA ARMONÍA
Santa Ana, que estuviste unida en matrimonio con el piadoso Joaquín, únenos a nosotros, compañeros cristianos en el matrimonio, con ese vínculo sagrado que emana de ese gran sacramento, un misterio lleno de gracia y bendición. Sostén en nosotros el espíritu de armonía para que, como compañeros pacíficos, seamos hijos de Dios. Aleja de nosotros todo lo que pueda perturbar esa santa armonía. Especialmente, aleja lejos todas las pasiones y vicios, en particular la peligrosa envidia. Haz que mantenga la fidelidad matrimonial hasta la muerte, y dame el sentido y el amor por el hogar y dirige todo mi trabajo según la santa voluntad y deseo de Dios. Amén. Padre Nuestro, Ave María, Gloria al Padre.
Quinto día – ORACIÓN POR EL AMOR VERDADERO Y SOBRENATURAL
Santa Ana, madre de María, Madre del hermoso amor, concédeme un amor conyugal verdadero, enséñame a amar a mi esposo como Dios quiere y como Él lo quiere, para que pueda amar a Dios en mi esposo, a quien Él me ha dado como su sucesor. Multiplica en mí el amor santo, para que crezca cada vez más puro y más santo con los años, y que en la vejez se vuelva perfecto. Concédeme el amor maternal hacia mis hijos, y permíteme siempre ver en ellos hijos e imágenes de Dios, que debemos educar para la vida eterna. Amén. Padre Nuestro, Ave María, Gloria al Padre.
Sexto día – ORACIÓN POR LA OBEDIENCIA
Santa Ana, prometida del santo Joaquín, que fuiste obediente a tu esposo por amor a Dios, dame la virtud de la obediencia. Permíteme cumplir siempre fielmente ese primer y más necesario deber de la mujer y escuchar a mi esposo en todo lo que sea apropiado ante el Señor, así como la Iglesia es obediente a Cristo. No permitas que olvide que, según la institución divina, el esposo es la cabeza de la mujer. Permíteme escuchar con amor y por amor, ya que la verdadera obediencia facilita y endulza. Obtén para mí de Jesús la gracia de enriquecerme con méritos para el cielo a través de la obediencia conyugal y alcanzar la felicidad eterna. Amén. Padre Nuestro, Ave María, Gloria al Padre.
Séptimo día – ORACIÓN POR LA PUREZA CONYUGAL
Santa Ana, madre de la Inmaculada Madre María, ruega por mí a través de tu pura hija ante Jesús por la virtud de la pureza conyugal tan necesaria para la felicidad conyugal. Enséñame a considerar el matrimonio como sagrado y puro. Inspírame siempre a realizar solo lo que está permitido y agradable a Dios al cumplir con mis deberes, para que mi matrimonio sea realmente una ocasión de ese misterioso vínculo sagrado entre Cristo y la Iglesia, que es la mayor dignidad del matrimonio cristiano, su bendición y su mérito sobrenatural. Amén. Padre Nuestro, Ave María, Gloria al Padre.
Octavo día – ORACIÓN POR LA CONSAGRACIÓN PERSONAL
Santa Ana, madre de la Madre de Dios, concédeme, por la poderosa intercesión de tu santísima hija, la gracia de una vida matrimonial devota, piadosa y virtuosa, para alcanzar la bienaventuranza prometida a las mujeres que perseveran en la fe y en la dedicación. Conságrame a mí misma, así como a mis raíces y ramas, para que mis hijos lleguen a ser santos. Dame la fuerza para cumplir fiel, consciente y piadosamente con todas las obligaciones de mi vocación, para que, según la voluntad de Dios, pueda ser feliz y dichosa en mi llamado. Amén. Padre Nuestro, Ave María, Gloria al Padre.
Noveno día – ORACIÓN POR LA BUENA EDUCACIÓN DE LOS HIJOS
Santa Ana, madre de la Reina de todos los santos, intercede por mí ante Jesús a través de María para obtener la gracia de una buena educación para mis hijos, de la cual depende toda mi eternidad. Al igual que llevaste a tu hija María al templo en su tierna edad y la presentaste al Señor, enséñame también cómo educar a mis hijos desde su más tierna juventud para la vida eterna junto con su padre. No permitas que me preocupe menos por su bien espiritual que por su bien físico. Dame comprensión y fuerza para, en la difícil tarea de educar a los niños, siempre reconocer el camino correcto y seguirlo con toda mi fuerza. Permíteme educar a mis hijos con instrucciones y advertencias, según sea necesario, y también con castigos, pero sobre todo con buen ejemplo, palabra y acción. Ayúdame, buena madre, a educar a mis hijos como siervos de Dios y de santos, llamados a ocupar en el cielo los lugares vacíos de los ángeles caídos. Permíteme llegar un día junto con mi esposo y mis hijos a la eterna bienaventuranza. Amén. Padre Nuestro, Ave María, Gloria al Padre.
Para mayor eficacia, también rece: Oración a Santa Ana.