San Antonio, gran santo y milagroso, acudimos a ti con fe y esperanza, y te pedimos tu poderosa intercesión ante Dios. Con tu fiel imitación de Jesucristo, con tu humildad, pureza, justicia, humildad, amor y otras virtudes cristianas, con tu extraordinaria santidad, has merecido la gloria eterna ante Dios y los hombres. Nos has mostrado el camino y el ejemplo de cómo seguir a nuestro Salvador Jesucristo.
Fuiste tan querido por Dios durante tu vida terrenal que Jesús descendió en forma de niño en tus brazos y pudiste hablar misteriosamente con él. Ahora eres aún más amado en el cielo.
Te rogamos que intercedas por nosotros ante el buen Dios.
Te encomendamos, ante todo, las necesidades de la Iglesia en nuestra nación y en todo el mundo; te encomendamos a todos los sacerdotes para que proclamen con éxito la Buena Nueva y guíen a las personas hacia la verdadera paz en Dios; luego, a todos nuestros religiosos y religiosas, para que se sacrifiquen por Cristo y por el prójimo; a todas nuestras familias, para que vivan según la ley de Dios en armonía y amor; a nuestra juventud, para que perseveren en los ideales cristianos; a nuestros ancianos, enfermos y a todos los que sufren, para que lleven su cruz pacientemente por Jesús; a los moribundos, para que pasen a la Gracia de Dios, y a los difuntos, para que se regocijen en la luz eterna del cielo. Te encomiendo a mí mismo, a mi cónyuge y a mis hijos. Te encomiendo mi pasado, mi presente y mi futuro. (Añade las intenciones de oración que el Espíritu Santo te inspire)
Por ti sea eterna la alabanza y la gloria a Dios Padre, Hijo y Espíritu Santo: «¡Maravilloso es Dios!»
Amén.
Recita también esta oración: Oración a San Antonio contra todas las tentaciones