En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
DÍA 1:
Dios, rico en misericordia, que llamaste al Santo Juan Pablo II, Papa, a liderar toda tu Iglesia, concédenos, fortalecidos por sus enseñanzas, abrir nuestros corazones con confianza a la gracia salvadora de Cristo, único Redentor del hombre. Que vive y reina contigo, en la unidad del Espíritu Santo, por todos los siglos de los siglos. Amén. Con confianza pedimos que la corona obtenida por el incansable testigo y apóstol de su misericordia, San Juan Pablo II, nos sirva a nosotros también para disfrutar de su intercesión en el cielo, y oramos para que nos escuche… Por Cristo Nuestro Señor. Amén. Padre nuestro… Ave María… Gloria al Padre…
DÍA 2:
Madre… en este momento crucial escuchamos tus palabras con especial atención: «Haced todo lo que Él os diga». Queremos responder a tus palabras con todo el corazón. Queremos hacer lo que tu Hijo nos diga, porque Él tiene palabras de vida eterna. Queremos llevar y vivir todo lo que viene de Él, todo lo que está en la Buena Nueva, como lo hicieron nuestros antepasados a lo largo de los siglos. Su fidelidad a Cristo y a Su Iglesia, y su heroico servicio a la Sede Apostólica, de alguna manera nos ha marcado a todos con una marca indeleble que llevamos. Su fidelidad, a lo largo de los siglos, ha engendrado heroísmo cristiano y una venerable tradición de vivir según las leyes divinas, especialmente de acuerdo con el mandamiento más santo del Evangelio, el mandamiento del amor. Hemos recibido este magnífico legado de sus manos al comienzo de una nueva era, el tercer milenio desde el nacimiento del Hijo de Dios, nuestra alma mater, y llevamos esta herencia al futuro con la misma fidelidad con la que nuestros antepasados dieron testimonio… Confiemos en que nuestro Santo Padre Juan Pablo II, a quien tomamos como patrón de la nueva evangelización, interceda por nosotros y obtenga la gracia que pedimos con corazones sinceros… Por Cristo Nuestro Señor. Amén. Padre nuestro… Ave María… Gloria al Padre…
DÍA 3:
Cristo Salvador, infunde en el corazón de los bautizados el deseo de entregarse a Ti y consagrar la salvación de sus hermanos. Tú, que estás verdaderamente presente en el Santísimo Sacramento, derrama tus bendiciones abundantemente sobre tu pueblo. Amén. Oramos sinceramente para que San Juan Pablo II, incansable defensor de la dignidad humana y buen pastor que buscó a las almas perdidas, sea nuestro mediador en el cielo. Que, a través de su intercesión, nos conceda la gracia que estamos buscando… Por Cristo Nuestro Señor. Amén. Padre nuestro… Ave María… Gloria al Padre…
DÍA 4:
Dios, Tú eres el Creador. Tú eres bueno y tu misericordia no tiene límites. Todas las criaturas te dan gracias. Dios, nos has dado la ley interior por la cual debemos vivir. Cumplir tu voluntad es nuestra tarea. Seguir tus caminos es el camino para conocer la paz en el corazón. Te mostramos respeto. Guíanos en todos los caminos que recorremos en la Tierra. Líbranos de la maldad que desvía nuestro corazón de tu voluntad. No permitas que nos apartemos de Ti. Oh Dios, juez de la humanidad, ayúdanos a ser parte de tus elegidos en los últimos días. Dios, autor de paz y justicia, danos alegría verdadera, amor auténtico y solidaridad sostenible entre las personas. Concédenos tus dones duraderos. Que el Dios de gracia, amor y paz bendiga a cada uno de ustedes y a todos los miembros de su familia. Amén. Oramos humildemente para que San Juan Pablo II, incansable defensor de los derechos de la familia, obtenga la gloriosa corona en el cielo. Que, a través de su intercesión, podamos ser fortalecidos por la gracia… Por Cristo Nuestro Señor. Amén. Padre nuestro… Ave María… Gloria al Padre…
DÍA 5:
Amor Misericordioso, te rogamos que no faltes. Amor Misericordioso, sé incansable. Que siempre seas más grande que todo mal en el hombre y en el mundo. Que seas más grande que el mal que ha crecido en nuestro siglo y en nuestra generación. Que seas más fuerte con la fuerza de Cristo crucificado. «Bendito sea Su Reino que viene». Amén. Te pedimos por nuestros jóvenes, que tienen dificultades, que están atrapados en deseos ciegos y amores engañosos. Que San Juan Pablo II, que buscó a los jóvenes y los amó mutuamente, sea su protector, intercesor para obtener esta gracia… Por Cristo Nuestro Señor. Amén. Padre nuestro… Ave María… Gloria al Padre…
DÍA 6:
Enfermos, ancianos, discapacitados y moribundos, enséñanos que la debilidad es parte creativa de la vida humana y que el sufrimiento puede ser aceptado sin perder la dignidad. Sin la presencia de estas personas en tu medio, estaríamos tentados a ver la salud, la fuerza y el poder como los únicos valores en la vida. Pero la sabiduría de Cristo y su poder se ven en la debilidad de aquellos que comparten su sufrimiento. Hagamos y mantengamos a los enfermos y discapacitados en el centro de nuestra vida. Reconozcámoslos con gratitud. Pensamos que los ayudamos, les damos, pero al final nos damos cuenta de que son ellos quienes nos han enriquecido. Que Dios bendiga y ayude a aquellos que sufren, y que Jesucristo, Salvador del mundo y sanador de los enfermos, ilumine su luz para brillar a través de la debilidad humana como una estrella guía para nosotros y para toda la humanidad. Amén. En nombre de este amor, que es capaz de asumir el sufrimiento, así como de los pecadores sin ninguna culpa ni prejuicio, y San Juan Pablo II, quien durante su servicio al pueblo de Dios, sea glorificado en nuestras oraciones. Oramos por una gracia especial a través de su intercesión… Por Cristo Nuestro Señor. Amén. Padre nuestro… Ave María… Gloria al Padre…
DÍA 7:
Señor, de Ti cada familia, tanto en el cielo como en la tierra, ha recibido su nombre. Padre, Tú eres amor y vida. A través de tu Hijo Jesucristo, nacido de una mujer, concebido por el Espíritu Santo, fuente de bondad divina, concédenos que cada familia en la tierra tenga generaciones que representen el verdadero santuario de la vida y el amor. Concede la gloria que dirigirá los pensamientos y acciones de esposos y esposas para el bien de sus familias y de todas las familias del mundo. Concede a los jóvenes encontrar apoyo para su dignidad humana y crecimiento en la verdad y el amor en las familias. Concede amor fortalecido por la gloria del sacramento del matrimonio, que se confirme más fuerte que todas las debilidades y tentaciones por las que las familias a veces pasan. A través de la intercesión de la Santa Familia de Nazaret, otorga a la Iglesia llevar frutos fructíferos en la misión hacia el mundo, a través de las familias y por medio de las familias. Te lo pedimos a Ti, que eres vida, verdad y amor con el Hijo y el Espíritu Santo. Amén. «Jesús, confiamos en Ti». Esta oración, apreciada por muchos devotos de la misericordia de Dios, expresamos nuestra intención de confiar en el Señor, nuestro único Salvador. Queremos ser amados, en los sentimientos de nuestro corazón, oramos, aprendemos a ser constructores de una nueva cultura de amor. Difunde tus rayos de divina misericordia y devuelve de manera especial la esperanza a todos aquellos que se sienten oprimidos por el peso del pecado. María, Madre de la Misericordia, concede que nuestra esperanza nunca falte. Creemos que pondremos nuestra esperanza en tu Hijo, nuestro Redentor, que siempre vive y permanece con nosotros. A Ti, Santa Faustina, también te pedimos que nos ayudes. Y queremos mirar valientemente al rostro del Redentor divino con las palabras: «Jesús, confío en Ti hoy y siempre. Amén. Misericordia de Dios, glorifícate… Por Cristo Nuestro Señor. Amén. Padre nuestro… Ave María… Gloria al Padre…
DÍA 8:
Oh María… Que nuestros oídos escuchen constantemente tu voz materna con claridad cristalina: «Haced todo lo que Él os diga». Danos fuerza para perseverar con Cristo. Permítenos, Madre de la Iglesia, construir su Cuerpo Místico viviendo la vida que nos dio desde su plenitud, que es divina y humana. Agradecemos de corazón por San Juan Pablo II, quien se dedicó por completo a María, sirvió fielmente y cumplió su misión apostólica hasta el final… Bendita eres entre todas las mujeres y bendito es el fruto de tu vientre, Jesús. Rogamos por la gracia… Por Cristo Nuestro Señor. Amén. Padre nuestro… Ave María… Gloria al Padre…
DÍA 9:
Oh Cristo Salvador, te damos gracias por tu sacrificio redentor, la única esperanza humana. Oh Cristo Salvador, te damos gracias por la Eucaristía, el pan partido, que instituiste para que verdaderamente nos encontráramos con tus hermanos a lo largo de los siglos. Cristo Salvador, pon en el corazón de los bautizados el deseo de entregarse a Ti y consagrar la salvación de sus hermanos. Tú que estás verdaderamente presente en el Santísimo Sacramento, derrama tus bendiciones abundantemente sobre tu pueblo. Amén. «La Iglesia vive de la Eucaristía». Dios, nuestro Padre, que nos amó hasta el final y permanece con nosotros en la Eucaristía en la presencia de Cuerpo y Sangre. Oramos para que en comunidad recibamos el regalo del cuerpo y la sangre de Cristo, que profundiza la comunión con Cristo. Oramos a nuestro Señor para que mire con amor nuestro modesto servicio a los hermanos y hermanas, como lo hizo y mostró el Santo Juan Pablo II. Que sea digno de mostrarnos el lugar de los santos, y a través de su intercesión, que nos otorgue la respuesta a nuestras oraciones… Por Cristo Nuestro Señor. Amén. Padre nuestro… Ave María… Gloria al Padre…
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